Las chimeneas comienzan a humear y el crepitar del fuego se impone en los hogares. Todo huele a otoño y es hora de sacar la cámara y pasear…
Robles, castaños, hayas, setas… Preparan un tapiz comestible en las sendas de los bosques, una ayuda extra que nadie desaprovecha antes de entrar en la estación de las nieves. El otoño cántabro llega con las primeras lluvias y nieblas, acompañadas del eco de la recién terminada berrea que ha resonado en los bosques y brañas.
En el interior, el oso pardo acapara todas las bellotas y hayucos que puede, aunque ya no afronte los mismos inviernos fríos que décadas atrás. El rebeco parece coger el relevo al ciervo, así que comienza su cortejo a finales de octubre o principios de noviembre mientras los primeros copos cubren su nuevo manto que se prepara para las ventiscas y los vientos gélidos de las cumbres.
Los habitantes lebaniegos van llenando el arcón y preparan la leña para los días que haga falta atizar. Es también época de vendimia para poder deleitarnos con los caldos, orujos y licores de las viñas. Mientras el ganado baja de los puertos a sus cuadras. La hierba que los ganaderos atroparon bajo el sol veraniego sirve ahora de alimento a los animales que duermen a resguardo. Las chimeneas comienzan a humear y el crepitar del fuego se impone en los hogares. Todo huele a otoño y es hora de sacar la cámara y pasear… Huele a pueblo, huele a Cantabria, huela a Liébana.
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Visitantes deseosos de esta paz y explosión micológica de trae el tardiu de este año, se acercan a Potes, capital de la comarca de Liébana, para alojarse y degustar la gastronomía suculenta de los restaurantes de la zona. Desde Potes se pueden visitar distintos enclaves de inconmensurable belleza a unos minutos en coche o el inicio de rutas que están a disposición en wikiloc, gracias al Plan de Sostenibilidad Turística de la comarca de Liébana. A continuación algunas ideas que hay en wikiloc.